jueves, 27 de noviembre de 2014

Problemas derivados del DCA (III): emociones y personalidad

No es raro que, tras un traumatismo o un ictus, la persona afectada presente inestabilidad de las emociones, depresión o pérdida de control sobre la expresión del llanto o la risa. En casos de ictus es especialmente frecuente la aparición de un síndrome depresivo.


Dentro de los trastornos de personalidad destacan dos prototipos, el desinhibido y el apático. En el tipo desinhibido se observa una incapacidad para frenar los impulsos; la persona no es capaz de reservarse para si lo que piensa, es excesivamente familiar con los que le rodean, se comporta de modo invasivo y puede exhibir conductas socialmente inadecuadas. En las personas que presentan apatía domina la opuesto y en la falta de motivación, la indiferencia emocional y la tendencia a la más absoluta inactividad. La persona permanece callada y generalmente quieta mientras no se le estimula. Es consciente, pero indiferente a lo que le rodea. Habitualmente asociados a estos trastornos de la personalidad pueden aparecer problemas de conducta, tales como la agresividad, que hacen que la reintegración del paciente al entorno socio familiar se vea comprometida.

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